sábado, 31 de agosto de 2013

VANDUENDO

El tiempo no existe en Isla Mundo.

No sé cuánto tiempo llevo fuera; no sé cuánto tiempo estuve dentro.

O nadando en círculos, a veces como Tarzán, a veces como una señorita en una película del Oeste, un perrillo de aguas... Vueltas y más vuelta, esperando a que se fueran los turistas. A que se descargaran sus cámaras, a que terminara la ópera como Groucho en el coche de caballo, como un papel arrastrado por el viento en un parque.

No sé cuánto tiempo estuve en otra parte; desconozco quién se habrá acordado de mí. Acá, en la isla.
He encontrado mensajes en el contestador automático de la arena de la playa. Alguien los escribió con un palo en forma de Y griega. Tan hermosos que las olas los han respetado han saltado por encima. Un bañista seco en la orilla. Un bañista mojado en el bar.

En el Bar de los Muertos, dónde todas las noches acudo a terminar copas que en el algún tiempo y lugar me dejé a medio terminar. Conversaciones empezadas. Historias iniciadas. Todo lo que empezó y tiene que acabar tiene cabida en el Bar de los Muertos. Hoy tocan algunos Ramones. Me han prestado una guitarra para que la destroce; y por algún motivo he pensado en guardarla para que un amigo me toque una canción escrita por los dos. Luego habrá tiempo de partir el mástil en la cabeza metafórica del primer hijo de perra que me venga a decir que el tiempo se acabó. Que no habrá más tazas de plata para el licor amarillo; que el campo tiene puertas y las puertas cancerberos.

Un perrillo de aguas; mojado y vulnerable. Un pedazo de carne con pelo y parásitos. Un animal desorientado. Unos ojos casi humanos. Muchos humanos casi bestias. Un día o un año en las aceras, oliendo zapatos extraños. Y ahora estoy aquí. A salvo. Tranquilo. Apaleado y feliz. Sonriente, como sonríen los perros y los hombres tímidos: con la mirada, con las manos agitadas, con un leve movimiento de cadera. Un pobre perro abandonado, que fue mascota y fue vanduendo. Y ahora es perro principal, personaje de la historia, animal entrañable, pieza colocada y libre. Y libre.

Llevo mucho tiempo nadando en círculo. Quizás toda la vida. Es necesario para seguir... para seguir intentando... para seguir intentando hacer real... para seguir intentando hacer real la fantasía de ser... para seguir siendo libre.

Temblando.